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Forse no empezó con un plan, ni con un Excel, ni con un PowerPoint lleno de sueños vacíos.
Forse empezó como empiezan las cosas que de verdad tienen algo dentro: con ganas. Con una inquietud. Con una necesidad de soltar algo que se me estaba acumulando en el pecho.
Primero fue una idea.
Luego un hecho,
Un logo
Y luego… pegatinas por media ciudad, y luego por mas ciudades y mas...
Al final, las pegatinas se volvieron un sello de identidad de la marca sin yo saberlo, y eso fue increible.
Antes de vender, queríamos estar presentes, y lo logramos.
Como un susurro en la calle, como una firma en una esquina que nadie ve pero todo el mundo siente.
No queríamos montar una marca por moda, ni por ego.
Queríamos hacer ropa que hablara sin gritar. Que te la pongas y digas: “esto es mío, esto soy yo”.
Las camisetas llegaron con diseño, con intención, con ese punto entre limpio y callejero, entre silencioso y descarado.
Las pegatinas no se pueden mover, pero se pueden ver. Y si las ves, ya sabes que Forse ha pasado por ahí.
Esto es Forse.
Y LO QUE VIENE NO LO PARA NADIE.
